Por Eduardo Camacho Rivera
Columna Trasfondos
Todos lo sabemos: El objetivo supremo de Maribel Villegas Canché es que Mara Lezama no obtenga la gubernatura de Quintana Roo. Para ello, decidió buscar al todopoderoso Rafael Marín Mollinedo. Le propuso una “alianza” y se tomaron lo fotografía de rigor.
Acto seguido: Maribel salió a anunciar que estaba dispuesta a declinar como precandidata solo sí Rafael Marín es el ungido de Morena, pese a que éste no fue registrado en la lista de aspirantes a la máxima posición política de Quintana Roo.
Maribel Villegas sabe que muy difícilmente obtendrá la postulación morenista. En la “encuesta” de las y los cuatro finalistas para Quintana Roo, fue situada en el tercer lugar, con José Luis Pech Várguez en primer lugar –algo bastante sorpresivo y para satisfacción de muchos quintanarroenses sobre todo del sur-; Mara en la segunda posición, y Luis Alegre en el cuarto sitio.
Y como Marín Mollinedo dijo primero que AMLO no le dio “permiso” para buscar la gubernatura, el anuncio fue como un regalo divino para Mara, quien tiene bastante a su favor: la poderosa maquinara del ayuntamiento de Benito Juárez para promoverse, para controlar medios de comunicación y para operar a lo grande en redes sociales, aunque su desprestigio se incrementa por aquello de los señalamientos y las denuncias por enriquecimiento ilícito.
Peor aún para Mara: Rafael Marín decidió finalmente buscar la candidatura, y primero declaró ante empresarios que “todo puede ser”, que una cláusula de la convocatoria morenista le permite ser designado directamente, y remató diciendo que la gente le ha externado su tajante negativa a que el estado caiga en menos del Partido Verde Ecologista de México (PVEM).
La alusión hacia Mara Lezama no podía ser más clara.
“Eso me preocupa”, declaró, y desde hace varios días opera y se reúne con medio mundo en Quintana Roo y en la Ciudad de México para, efectivamente, buscar y asumir la peleada postulación hacia el Palacio de Gobierno en la capital de Quintana Roo.
¿Obtuvo Marín Mollinedo finalmente la “bendición” de López Obrador para intentar hacerse de la candidatura? ¿O se trata de una estrategia tejida a nivel central para aguardar, proteger y postular en el último minuto a ciertos candidatos y candidatas?
Pero, en tanto, la senadora Maribel Villegas comprendió que se estaba quedando sola, que se redujeron drásticamente sus posibilidades de acceder a la postulación, y que sí su archienemiga Mara resulta ser la abanderada, su futuro es más que oscuro y adverso.
De por sí ya no la está pasando bien. Es blanco de “campañas negras”, mismas que ella misma también ha desplegado con habilidad. Pero lógicamente busca salvar el pellejo. Y qué mejor que bajo el cobijo de Marín Mollinedo, uno de los cercanísimos colaboradores y amigos de AMLO.
Por eso Maribel le rindió semejante pleitesía a Rafael Marín.