Por Eduardo Camacho

Columna Trasfondos

Trastornados por su anunciada derrota en Bacalar, la ex candidata de la coalición  Morena, PT, MAS y PVEM a la presidencia de ese municipio, Trinidad Guillén Nuñez, y su esposo Juan Manuel Herrera, el gris y cuestionado ex diputado local, recorren ahora las comunidades y la propia ciudad de Bacalar para intentar denostar al candidato ganador José Alfredo, “El Chepe” Contreras Castillo, con todo tipo de mentiras y bajezas sobre el lamentable percance automovilístico sufrido por el candidato electo, y en el que por desgracia perdió la vida su señora esposa.

Nada extraño para todos los que conocen la baja calaña a la que pertenecen Trinidad Guillén y su desprestigiado consorte, ya que a pesar de haber logrado obtener la candidatura por Morena, perdió rotundamente ante “El Chepe”, mientras que en la mayoría de los municipios y en los cuatro distritos electorales federales de la entidad, el triunfo fue para las y los candidatos morenistas, sin mayores problemas.

Lo anterior, a pesar de que no pocos candidatos de Morena era poco o nada conocidos, como fue el caso de Anahí González Hernández, “enviada” a representarnos como Diputada Federal por el Distrito 02, en el sur y centro del estado.

El problema es que en Bacalar y en todos los municipios sureños de Quintana sí conocen muy bien a Trinidad Guillén. Todos saben que le gusta jugar sucio, que acostumbra hablar mal de todo y de todos, y que ha hecho jugosos negocios al amparo del grupúsculo que encabeza su pareja Juan Manuel Herrera, quien hacía mancuerna con el asesinado Román Guzmán González, también ex legislador local y quien fuera líder del ejido Aarón Merino Fernández.

En el caso particular de Trinidad, no es una persona de fiar. Usa la mentira, las infamias y las calumnias para conseguir lo que se propone. No se vale, por eso, aprovechar la tragedia que aún vive Alfredo “El Chepe” Contreras a manera de venganza, por el contundente triunfo que el candidato de la alianza PAN-PRI-PRD-CQ obtuvo en las urnas.

Vaya vileza la de Guillén Nuñez y Juan Manuel Herrera, pero todo tiene una explicación: su perversidad y voracidad no tiene límites y se dice que estaban más que seguros de llegar a la silla municipal de Bacalar, para poder concretar multimillonarios negocios con la tala y obtención de enormes extensiones de tierras.

Y eso no es un secreto. Lo han hecho siempre, pero ahora sí que pensaban servirse, a su gusto y antojo, con la cuchara grande.

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