“La última palabra”
Por: Jorge A. Martínez Lugo
Es el proyecto de choque del presidente. Opción viable ante una salomónica decisión para evitar la fragmentación de Morena, por la pugna Mara-Marybel.
AMLO sabe que la gubernatura de Quintana Roo la ganará quien él decida con su dedito. Sin embargo, hoy es un presidente acotado ante la necesidad de establecer alianzas y mantener las que tiene, al precio que sea.
López Obrador se está jugando, en la segunda mitad de su sexenio, su ambición de hacer historia; está dispuesto a pactar con el diablo si fuera necesario, para lograr sus reformas, la energética en especial, que lo colocaría, según él, junto a Hidalgo, Juárez, Madero y Cárdenas.
El costo y alcance de su apuesta de gobierno, no lo dimensionamos aun. Lo positivo de su proyecto es que, al menos, no lo impulsa el afán de acumular riqueza y poder, tipo Salinas a nivel nacional, o Félix-Jorge Emilio, a nivel estatal. Hay de ego a ego.
El Proyecto Marín Mollinedo tiene su fuerza en el mito de que su oficina es vecina a la del presidente en Palacio Nacional. Podría frenar la amenaza de escisión de la corriente crítica, o aplazarla.
Sería respetado por las tribus de Morena, por los grupos de interés y por los mega poderes económicos del gran turismo global asentado en el estado, que tiene sus propias reglas para hacer presión política y otorgar “moches” a los gobernadores en turno. Hay de moches a moches.
Garantizaría unidad interna en Morena estatal y nacional (léase Monreal), además, evitaría el riesgo de que la mafia verde venda más caro su amor, de por sí muy sobre valuado, entregándole Quintana Roo -además de San Luis Potosí-, para saciar sus instintos económicos.
MOLLINEDO, EL GRAN AUSENTE
Lo curioso es que Rafael Marín Mollinedo, ni siquiera dice pío. Es el gran jugador ausente.
La decisión del palacio nacional, no dependerá de lo que él haga o deje de hacer; esta actitud, es muy parecida a la del Proyecto Mara.
La pregunta: ¿tendría Marín Mollinedo el perfil para encabezar un proyecto tipo 4T en Quintana Roo? No podemos meter la mano al fuego por él, aunque reúne características para poder emprender una transformación en la industria turística, tan necesaria como urgente, así como proyectos que diversifiquen el desarrollo económico y lo extiendan a los demás municipios, aunque estaría por verse de qué profundidad y alcance.
El reto para quien gobernará Quintana Roo en los próximos cinco años, es romper con la cadena de corrupción que impide a la gran industria turística de México, tener efecto positivo en el desarrollo de su entorno y que, por el contrario, hoy es generadora de pobreza y depredación ambiental.
El Proyecto Marín Mollinedo tendría el potencial para que AMLO, desde Quintana Roo, incluya en la agenda de la 4T, el turismo en México.
Su mayor debilidad sería su falta de arraigo e identidad quintanarroense, aunque legalmente sí cumpla el requisito.
Seguiremos analizando los otros proyectos que buscan la gubernatura de Quintana Roo, con el fin de aportarle información a usted, quien tiene la última palabra. Chetumal, 141021.

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