El proyecto surgió en el 2003, durante el sexenio del entonces gobernador Carlos Joaquín Hendricks, quien pactó con el reconocido escultor Sebastián el diseño y construcción de la espectacular estructura de Chetumal, con una inversión inicial de 120 millones de pesos.
Se le denominó oficialmente el Monumento al Mestizaje Mexicano, y albergaría un acuario, sala de exposiciones, un restaurante, un área comercial, tres elevadores y el mirador principal con telescopios desde donde se podría observar parte de la ciudad, el mar Caribe y Belice.
La Megaescultura fue diseñada por el reconocido escultor chihuahense Sebastián, quien se encargó también de su construcción a través de una empresa de su propiedad.
El edificio principal tendría una altura de aproximadamente 67 metros de altura y su base estaría conectada a la zona continental por un acceso de 150 metros de longitud, todo ello con el fin de impulsar el turismo y la cultura en el sur del estado.
Para dar seguimiento a la obra se creó el Comité Pro Desarrollo de la Megaescultura, presidido por el empresario Marciano Medina Martínez, quien soportó parte de las críticas que lanzaron diferentes sectores de la sociedad por supuestas irregularidades en la construcción y en la transparencia de recursos, en donde solo se favorecía al escultor.
Tras algunos años de estar al frente del Comité fue relevado por la empresaria hotelera Doris Mingüer Alcocer, quien intentó rescatar el proyecto pero solo duró dos años al frente del fideicomiso que finalmente desapareció.
Las “inversiones” sexenales
El gobernador Joaquín Hendricks en su momento anunció que la obra tendría un costo aproximado de 300 millones de pesos, de los cuales solo 60 millones serían otorgados por su gobierno y 240 millones de pesos financiados por la iniciativa privada, situación que no ocurrió, en su sexenio se erogaron más de 150 millones de pesos para el proyecto.
En el gobierno de Félix González Canto se erogaron más de 20 millones de pesos y con Roberto Borge Angulo, alrededor de 110 millones de pesos. A estos recursos se le suman los 20 millones de pesos anunciados por la Sedetur, en la presente administración.
La obra prácticamente llegó al monto original planteado y no se ha registrado ninguna inversión privada, además sigue inconclusa.
Del total de los recursos invertidos desde el inicio de su construcción el escultor Sebastián se llevó alrededor de 87 millones de pesos y en el 2017 amenazó con demandar al gobierno del estado por violación a los derechos de autor, luego que se le hicieron algunos cambios al proyecto original del edificio.
El artista quería la cantidad de 72 millones de pesos, según informó en abril de 2017, Jorge Portilla Manica, secretario de Infraestructura y Transporte (Sintra), pues el proyecto aún estaba en proceso de entrega al gobierno del estado.
Finalmente, y tras un arreglo que no se hizo público, pasó a manos de la Sintra, quien ya hizo lo propio con la Secretaría Estatal de Turismo que ahora está a cargo.
Las innovaciones de espacios y temáticas en la presente administración incluyen una sede de exposiciones de arte moderno y museo con tecnología interactiva, adicionándole el atractivo artesanal y gastronómico de esta región.
El acceso costará entre 200 y 400 pesos