Por Eduardo Camacho
Una disculpa, en primera instancia, por la redacción de esta nota en primera persona. Pero me parece necesario hacerlo para una mayor precisión de la información.
Como a muchos ciudadanos, hoy lunes 05 de junio, intentaron extorsionarme vía telefónica. No es la primera ocasión, y dudo que sea la última. El objetivo es alertarles para que no se dejen intimidar y extorsionar. Aunque el “truco” ya es viejo y conocido, pero muchas personas aún caen en la trampa.
En la llamada por teléfono, el supuesto “jefe de plaza” me “informó” primero que pertenece al Cartel Jalisco Nueva Generación, y que él y su gente me tienen perfectamente ubicado, por lo que –me advirtieron- o les deposito una cierta suma de dinero, o proceden a actuar contra mí y mi familia.
Como se debe hacer ante esta nefasta plaga de malandros, procedí simplemente a “colgar” la llamada. Les comparto el número del que me llamaron para que no se dejen sorprender: 9831001248.
Muy seguramente la llamada fue realizada por un interno del Cereso de Chetumal u otro penal, pues eso de la existencia de los bloequeadores o “inhibidores” de señal para celulares en los centros penitenciarios, es en general una simulación y una expresión más de la corrupción que sigue campeando feliz en todo el país.
Ya lo hemos visto: En el Cereso de Chetumal suelen disponer de una red de internet de gran calidad, que ya quisieran tener muchos ciudadanos en sus hogares.
LAS CIFRAS HABLAN POR SÍ MISMAS
La violencia e inseguridad crecen incesantemente desde hace varios lustros en Quintana Roo. El temor de quienes viven o trabajan en esta entidad es justificable.
En días pasados el Inegi realizó encuestas en 75 ciudades del país, sobre la percepción ciudadana en cuanto a la seguridad pública.
La consulta reveló que de acuerdo a las estadísticas del primer trimestre de 2024, en Cancún más del 80 por ciento de los habitantes temen vivir en esa ciudad. Asimismo, en Chetumal cerca del 70 por ciento manifestaron sentirse inseguros de habitar en la Capital del Estado.
El sur de la entidad, antes tranquilo y confiable, se torna paulatinamente muy violento y en poder de la delincuencia organizada, tal y como ya ocurre desde hace bastantes años en la zona norte de nuestro antes pacífico Quintana Roo.