Las ganas de vivir, el carisma y el amor a la vida se fueron apagando poco a poco en José Luis Valle, de 72 años, originario de Yucatán, al enterarse que, además del cáncer de próstata que le habían detectado hace un par de años, tenía cáncer en los huesos.
Comenzó su tratamiento médico en Cancún, vivía con su hija y su yerno en la región 248, fraccionamiento Villas del Mar, al norte de la ciudad y mantenía las esperanzas de seguir viviendo, ya que los médicos le dieron aliento e ilusión de que saldría adelante.
“Mi papá mantuvo la esperanza y poco a poco le echaba ganas, era muy difícil para mí verlo en esa situación, por eso siempre le di todo mi apoyo y siempre estaba con él”, cuenta su hija.
El tormento para su papá comenzó unas semanas antes de ser diagnosticado con cáncer de huesos. Tenía mucho dolor, se quejaba seguido y decía: “ya no puedo más, es muy doloroso, ya no quiero vivir”.
Transcurrieron los días y un miércoles en la noche ella y su esposo se fueron a dormir. José Luis, también. Pero cerca de la una de la mañana se levantaron de prisa al percatarse que José Luis se había tirado de la planta alta de la casa y yacía sobre el pavimento.
“Allí estaba mi papá, sobre el pavimento, no nos dimos cuenta en qué momento lo hizo, nunca dio signos o señales de que se quería suicidar. Cuando lo vi en el suelo, lo único que quería es que despertara y volviera a la vida. Mi esposo llamó al número de emergencias”, recuerda.
La Policía Quintana Roo y paramédicos de la Cruz Roja llegaron para confirmar el deceso. Los forenses de la Fiscalía General del Estado levantaron el cuerpo. José Luis presentó fractura en el cráneo y múltiples heridas.
“Es lo único que puedo decir de mi papá. La verdad, no quiero recordar esas escenas, de ver cómo sufría mi papá con su dolor de cadera por el cáncer. Nunca pensé que esto nos pasaría a nosotros, simplemente es algo que no me gustaría que pasen otras personas”.
Llegan de otros estados
El suicidio de José Luis tiene algo en común con otros que han ocurrido en Quintana Roo. Según el fiscal Óscar Montes de Oca, entre enero y febrero de este año se registraron 41 suicidios. La mayoría de personas llegaron de otros estados y, coincidentemente, estaban bajo algún tipo de tratamiento médico.
Las cifras del primer bimestre del año se han mantenido similar en años anteriores, como 2022 y 2021.
“Se ha mantenido los mismos estándares, en los mismos eventos. La zona norte es la mayor parte en donde se han registrado estos casos”, confirma.
En el municipio de Solidaridad se han registrado 17 suicidios, el más reciente ocurrió el 18 de marzo en el fraccionamiento Villas del Sol, por cierto, el tercero que ocurre en esa misma zona. En el sur del estado, Chetumal reporta la mayoría de ellos.
Aunque la Fiscalía General del Estado no investiga este tipo de casos, sí se encarga de levantar los cuerpos. Hasta ahora, se sabe que las personas que se han suicidado llegaron a Quintana Roo provenientes de Chiapas, Tabasco, Campeche y Yucatán.
De los 41 suicidios, 21 ocurrieron en enero y 20 en febrero. Las cifras de marzo todavía no están actualizadas.
Sufrían por enfermedades
Enrique Quiroz, psicoterapeuta cognitivo conductual, dice que el 20 por ciento de los suicidios ha ocurrido en pacientes diagnosticados con alguna enfermedad crónico-degenerativa e incluso por infecciones que han sido estigmatizadas por la sociedad.
“Este porcentaje de personas, que en su momento presentaron comportamientos suicidas, fueron diagnosticadas con enfermedades que socialmente son dolorosas, como es el caso del cáncer o como el VIH, que gira en torno a prejuicios donde se supone que el paciente es socialmente inaceptable”, explica.
Quiroz dice que hay pacientes que han vencido al cáncer, pero por alguna razón la enfermedad regresa con más fuerza a su organismo, así que el tratamiento ya no tiene efecto para combatirla y entonces todas las emociones que había cuando le diagnosticaron cáncer por primera vez, pueden resurgir.
“Las personas con cáncer tienen aproximadamente de dos a tres veces más riesgo de cometer suicidio que la población en general. Esto los hace recordar momentos de sufrimiento que en muchas ocasiones no están dispuestos a revivir”, dice.
También hay pacientes con enfermedades crónico-degenerativas, como la diabetes, que han atentado contra su vida.
“Eso implica una ruptura temporal, tanto de la rutina como de los hábitos cotidianos. Es una situación novedosa que no siempre es fácil de llevar”, subraya.
También hay un porcentaje menor de pacientes con epilepsia que ha intentado quitarse la vida, ya sea porque no soportan los ataques epilépticos o se lesionaron el cerebro durante un episodio de convulsiones.
“Los pacientes que han convulsionado y han quedado inconscientes pudieran tener lesiones en el lóbulo temporal del cerebro, ocasionadas por los golpes al caerse. Este tipo de lesiones en el cerebro, a la larga, generan cambios en el comportamiento de los pacientes, dentro de ellos, los comportamientos suicidas”, detalla.
¿Cómo actuar ante las señales?
El psicoterapeuta Enrique Quiroz afirma que visibilizar y normalizar la salud mental es la mejor estrategia para la prevención del suicidio, ya que a través de ella se pueden atender los focos rojos que indiquen un comportamiento suicida y el tiempo es crucial para evitarlo.
Hay instituciones a las que se puede acudir en caso de requerir ayuda, pero hay que actuar con inmediatez, pues la consumación del suicidio es impredecible.
En Quintana Roo, las instituciones que brindan ayuda psicológica de forma gratuita son las Unidades de Especialidades Médicas y Centro Integral para la Salud Mental, en el teléfono (998) 132 8704, o a través de la Línea de la Vida, llamando al 800 911 2000.
Señales de alerta
Amenazas suicidas
Muchas personas suelen anunciar el suicidio como un grito de auxilio, dejando entrever que están cansadas de vivir. Estas amenazas hay que atenderlas y no verlas como chantaje.
Autolesiones constantes
Tener un intento de autolesión en el último mes, o que durante el último año se haya reportado un intento para quitarse la vida, es una conducta a la que se le debe prestar mucha atención, pues si lo hizo una vez, muy probablemente lo pueda volver a intentar ante el mínimo estímulo.
Inestabilidad emocional
Son personas que presentan emociones muy marcadas, un día están muy alegres, otro muy tristes, frustrados o enojados.
Consumo excesivo de alcohol
Esta conducta fomenta la ideación del suicidio, provoca cambios en los sentimientos, el estado de ánimo y la toma de decisiones, lo que eleva el riesgo.
Despedirse o regalar cosas significativas
Ofrecer objetos con un valor emocional es una señal de que la persona pudiera pasar por un momento emocional inestable, también lo es el publicar despedidas en redes sociales.
Víctima de violencia
Vivir en condiciones de violencia puede ser uno de los factores que orillan a las personas a quitarse la vida. Existen tres grupos que son más vulnerables: los niños y adolescentes, los ancianos y mujeres.
Aislamiento
Las personas comienzan a aislarse y no funcionan como antes, lo que las vulnera mucho más, pues se sienten solas y vacías.
Conductas temerarias
Conducir a exceso de velocidad bajo los efectos del alcohol es un claro ejemplo en donde se pone en riesgo la vida de forma intencional y representa un foco rojo.
Fuente: La Verdad Quintana Roo
https://laverdadnoticias.com/quintanaroo/Suicidios-en-Quintana-Roo-Vienen-a-curarse-encuentran-la-muerte-20230326-0183.html